Los seres humanos solemos ser muy visuales y nos entran muy
bien las cosas por los ojos, por eso voy a emplear esta analogía con la luz.
Es por todo el mundo sabido que la luz, un fenómeno de naturaleza
vibratoria, tiene un amplio espectro de frecuencias, parte de las cuales
podemos captar con nuestros ojos. A esta parte la llamamos espectro visible.
El color de menor frecuencia que captamos es el rojo y el de
más alta frecuencia el violeta. Las frecuencias que situamos por debajo del
rojo las llamamos infrarrojas y a las que se encuentran por encima del violeta
las llamamos ultravioletas.
En el mundo del sonido que es otro fenómeno vibratorio,
ocurre lo mismo. Hay un espectro de frecuencias audibles por el ser humano que
va de unos 30 Hercios, que son ciclos por segundo a 20.000 Hz. Pero no sólo
captamos estas vibraciones con nuestros oídos, sino con todo nuestro cuerpo.
Todo el mundo ha experimentado alguna vez en un concierto
con un equipo potente de graves, como éstos sonido le resonaban en la tripa.
Podríamos decir que las frecuencias más graves mueven
energía física, capaz de crear un maremoto si es lo suficientemente potente, o
hacer saltar el agua del cuenco como podéis ver en el vídeo que adjunto.
Según vamos subiendo de frecuencias vamos pasando de un
plano más físico a otros más sutiles o espirituales.
Los sonidos más graves van a hacer resonar nuestros primeros
chacras y nos ayudan a enraizar, a tomar contacto con la Tierra, un plano más
físico, mientras que los sonidos más agudos nos llevan a planos más
espirituales, a conectar con el Cielo, a hacer resonar nuestros últimos
chacras.
Todo un arco iris de frecuencias con las que resuenan todos
nuestros chacras y nuestros cuerpos sutiles.
Es por ello que en los masajes con cuencos tibetanos utilizo
distintos cuencos, con distintos tamaños, que emiten muchas vibraciones desde
las más graves, que enraízan y se sienten en el plano físico, masajean los
músculos y estimulan cada una de nuestras células, hasta las más agudas creadas
por cuencos pequeños que sitúo cerca de la cabeza y nos llevan a planos más
espirituales. Pasando por todos los chacras y equilibrando los mismos.
Los colores que no vemos también nos afectan, como los rayos
ultravioletas o los masajes con aparatos que utilizan luz infrarroja.
En el mundo del sonido paso lo mismo. Hay muchas frecuencias
que nos afectan a muchos niveles y que no podemos captar con nuestros oídos. Algunas
para mal y otras para bien.
Espero que la lectura de este artículo os haga
ver y sentir el arco iris de sonidos.